El gerente comercial de Pinturas Antifouling, Daniel Poirot, se encuentra instalado en la isla desde el año pasado para “estar más cerca de nuestros clientes y así poder desarrollarles soluciones a la medida de sus necesidades”.
El Ingeniero en Alimentos y Civil Industrial, Daniel Poirot, con más de 25 años de experiencia en empresas multinacionales y nacionales de la industria de Alimentos, dejó toda su vida en Santiago en noviembre del 2020, en plena pandemia del COVID-19, y se trasladó, junto con su esposa y sus cuatro hijos, hasta la isla de Chiloé para comenzar un nuevo desafío: ser los “ojos del cliente” para Quipasur en el área de salmonicultura para todo el sur de Chile.
Sus ganas de emprender este nuevo reto son el reflejo de lo que este paso significa para Quipasur. La ampliación de su división de pinturas antifouling para el área de la salmonicultura es parte de su estrategia de negocio para los años que vienen, y la instalación de una oficina comercial en Castro es muestra de su compromiso con sus clientes del sur del país.
Quipasur cuenta con su fábrica de pinturas “antifouling” en Santiago, desde la que producen soluciones a medida para las diferentes necesidades de sus clientes y en la que trabajan con los principales proveedores de materias primas (Chemet, Nordox, etc). La pintura “antifouling” sirve para impregnar las redes donde se crecen los salmones en el océano, evitando que se desarrolle el “fouling o biofouling” permitiendo el correcto ingreso del flujo de las corrientes oxigenadas del mar.
“Nosotros elaboramos estas pinturas y hoy día el objetivo es estar en la isla, donde están los clientes, de manera de poder estar más cerca de ellos y mejorar los desarrollos de productos para atender específicamente a sus problemáticas”, señaló Poirot.
Quipasur, además, tiene la particularidad de tener un tamaño de escala productivo que le permite diferenciar su oferta, tanto en su formulación como sus cantidades. Un centro marino ubicado en Castro tiene problemas distintos que uno en Puerto Montt o en Aysén, por lo que necesitan soluciones dedicadas a esos problemas específicos. La capacidad de Quipasur le permite crear las pinturas más idóneas para enfrentar estas diversas complejidades al mejor costo/beneficio.
Actualmente, la mayoría de los proveedores no tienen flexibilidad en este tipo de productos, dado que los fabrican en grandes fabricas “no ágiles” en Santiago o los importan desde Noruega. Quipasur planea adelantarse y manejar producciones “a la medida” y con stock directamente en Chiloé, lo que le otorgará una enorme ventaja en los tiempos de entrega al disponer inmediatamente de los productos.
“Este primer paso de acercamiento de instalar una base de operación comercial de Quipasur en la isla de Chiloé, busca atender al mercado salmonero de una mejor forma, generando una relación más estrecha con el cliente y desarrollar productos totalmente a su medida”, concluyó Poirot.
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